jueves, 29 de enero de 2009

POEMA DE MIRARTE


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POEMA DE MIRARTE



El vino busca en la boca inclinada
un beso de vidrio
color ébano.
no recuerda el verso
confunde las lunas
los pies no alcanzan la rueca.
la ira no es ya
tormenta brutal
queriendo verse cómo el hombre
que –yo- sigo viendo.
un estilete cortés marcó los
hilos en el tapiz de su cara
dibujó su tierra en dónde palidecen
sus dioses oscuros en una blancura
desmedida.
Será su último día.
No existirá mañana.
Y yo lo miro…
tiemblo, también en mi copa
-creo que quiso mirar allí sus propios latidos-


me pidió que no lo toque
hasta que la muerte lo toque primero.

Mercedes Sáenz

sábado, 24 de enero de 2009

MIS QUERIDOS TRES






MIS QUERIDOS TRES

Es rubia la sonrisa en el alma plena, los músculos se estiran y mis brazos no llegan, trepan las alturas y no veo la parte de arriba de sus cabezas. No volveré a recordar claramente cómo hoy los he visto. No sumo sus años sino los míos. Años que ya no abriré pues se los lleva Aristóteles junto con la música de todos los tiempos, o las interminables cuentas de la globalización o sus sueños saltarines de estar simultáneamente en varios lugares del mundo. Son casi hombres hoy y mi abrazo les llega a su cintura. No los he visto partir porque se han ido de a poco y vuelven por ínfimos instantes cómo en las tardes de plaza, a veces, a preguntar si a la herida nueva sería bueno que la viera un médico. No están construyendo su destino no sé si por decisión propia o porque en alguna parte quedó establecido. Mi voz no la oyen cómo antes desde el día en que a un reclamo de frío pedí que se abrigaran o un cuidate antes de salir de noche.
- Desde que te conozco má, pediste que fuéramos libres, buenos y felices. Somos eso desde dónde podemos, ya no digas. Pero es bueno saber que siempre estás.
Es luz la sonrisa en el alma plena y mi corazón un poco de papel mojado.

Mercedes Sáenz

lunes, 19 de enero de 2009

FILOS DE LATA Y JAVIER


Mis críticas: Filos de lata

Mercedes Sáenz (Ediciones Patagónicas)146 Páginas
Hace unos días, en plenas navidades, me llegó un libro remitido desde Argentina con la obra de una mujer, Mercedes Sáenz, y con una preciosa dedicatoria.Filos de lata, que así se llama este pequeño libro, condensa en sus 146 escasas y densas páginas las vivencias, en forma de relatos breves, de la autora. Lo narrado, de tintes claramente autobiográficos, nos remite a sus primeros años en Argentina y los recuerdos de una niña en la hacienda en la que vivió en su infancia.
El jardín dormía el pasto blanco de frío. Especula la luz como un viejo trapo sacando lustre apenas por arriba. Hace rato las paredes de la casa hicieron silencio para las hormigas mientras crece verde entre baldosas.
Párrafos rebosantes de sensibilidad, cual poesía escrita en prosa, contrastan con otros de una crudeza inimaginable -no potrillo pampa-, y todo ello entre las vivencias de los nueve hermanos, cinco mujeres y cuatro varones, entre párrafos iluminados por soles, abovedados por cielos, refrescados por hierbas y y amalgamados por aguas y que pululan entre colores y aromas esparcidos todos ellos a lo largo de las páginas del texto.Y hacia el final del texto nos regala unos personajes insólitos con destellos de Cortázar, un profesor Jiménez, con unos cambios de indumentaria y personalidad desconcertantes, y la psicóloga, Andrea, que tenía un amor, que se llamaba Javier, y que un día, sentada frente a nuestra protagonista, empieza a sangrar por una mano, cayendo poco a poco esa sangre espesa por la manga negra y esparciéndose por las piernas. Andrea, con la cara cada vez más transparente y los ojos cerrados, apenas es capaz de decir “Estoy muriendo por la mitad” manteniendo la cabeza erguida.
Las confesiones íntimas de una mujer con una gran sensibilidad en forma de retazos poéticos hilados en prosa.


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