miércoles, 2 de septiembre de 2009

POR HOY, SÓLO POR HOY

POR HOY, SÓLO POR HOY


Era mi vecino. Costado izquierdo de la medianera
Dejó el camión en el lado oscuro de la calle. Se bajó despacio, me miró a las cejas no a los ojos, e inclinó su cabeza.
Con el golpe de la puerta y el motor en marcha cayeron desde el techo algunas hojas pegadas por la lluvia y el viento de hace un rato, desplazo un ruido con la nariz en lentitud lasciva y un chasquido leve de una bahía de whisky en la boca, (parecía el primer hombre queriendo decir palabras).
Escondió la cara y el olor a rancio. Se olía igual
- Sólo por hoy voy a seguir bebiendo, sólo por hoy.
De un cuerpo sensato colgaban brazos con tatuajes simétricos, dos absurdos presagios de un feliz futuro. Una diosa madre y una diosa niña que sólo las vi sobre su piel.
Hice un saludo tonto, ni aliviador siquiera, un murmullo forzado (último rehén de mi boca, último cuándo ya no se sabe que decir) y quedó cómo si pudiera tocarlo, un fuerte olor a kerosene en el aire.
Volvió a subirse al camión. Es algo que puedo decir aunque no mirara.

Un susto de frente abrazó mi cara, un fogonazo naranja y tremendo.

Conceder, conceder hasta cuándo. Quién le habrá enseñado que todo mal puede ser finito nutrido siempre por la paciencia. Quién le habrá enseñado a no darse por vencido.

Por un segundo pensé que un ángel color mandarina vino a llevarse todo. Después la calle quedó azul sólo de mirarla tanto.

Mercedes Sáenz

viernes, 14 de agosto de 2009

HOMENAJE EN VIDA

HOMENAJE EN VIDA

Hace varios años, corrí una carrera atípica, por la distancia, eran 30 Km, tres vueltas al Jockey Club de San Isidro. En general, salvo algunas veces que fueron a verme participar, es una actividad bastante solitaria, uno va con su remera, corre solo, a su ritmo, y se vuelve silbando bajito. En esta ocasión, que les cuento, cuando hago la primera pasada por una de las puertas del Club, la veo sentada a la vieja, (la nuestra), en el cordón de la vereda. Termino este breve relato. No hubo carteles, banderas, ni mucho menos besos ni abrazos, pero como díjo el sabio de Justo, no le pídan que hable, pero en cada vuelta que pasaba, seguía sentadita ahi.
DALMIRO SÁENZ (h)

miércoles, 3 de junio de 2009

ÁRBOL EQUIVOCADO


ÁRBOL EQUIVOCADO



Intento evocar lo que me oculto.
Un hambre harapiento de palabras,
la derrota que no entiendo,
de no sé qué guerras.

Invisible, invisible
el árbol de Diana me hace sombra
(tanta transparencia).

Me quito mi propio sudario
un hueco oscuro de pasillos
(no hay palabras, no hay despojos)

Era un almendro, creo,
uno que me miraba carey y en un solo tal vez,
algo sombrío.

Mercedes Sáenz

sábado, 25 de abril de 2009

DORMIR EN UN PASILLO




Sin hacer ruido que igual se hace. Zancadas largas arriba de lo que sea quietos en el suelo y las estaturas que no piensan detenerse. Larga la noche de mezclas y de alquimias de alcohol barato que es el que puede salir del bolsillo.
Alguno que fumó canabis a escondidas sin que los otros se enteren.
Quedarse sin zapatos y la cara contra un pedazo de colchón en los primeros sueños.
Mostrador de denuncias dice la madre cuándo espía por la puerta a ver quiénes son los que llegaron.
Madrugando el medio día traer el agua y hacer la rueda silenciosa de mate amargo. Acercarse un poco más y extenderse hasta que se abre la rendija de las pupilas. Silencio largo después de tanto ruido.
Imaginar que el pasillo es un cuarto y no olvidar cómo era dormir en lo del mejor amigo.

Mercedes Sáenz

miércoles, 1 de abril de 2009

PUENTE PARA UN PIE SÓLO



A Máximo Simpson

PUENTE PARA UN PIÉ SÓLO




´
Las manos a los ojos para tapar un poco, descorrer la vergüenza y desparramar el miedo
Mi tiempo anterior no existe, es instante partido, una luna de cebollas que se descapa lento, una copa en la mesa nada, los ruidos que no porque no quiero
Leías. No nacían tus poemas del papel. Otra médula singular te sostiene. Era todo lo que se oía, tu voz en tus propios versos, sabio y sabiduría.
Puente para un solo pie para llegar a tus versos.
Qué lejos estoy de poder hacer poesía.

Mercedes Sáenz

domingo, 8 de marzo de 2009

DESDE ABAJO



DESDE ABAJO




Abrí la puerta sin golpear de esta colina y nadie me ha visto ni se ha dado vuelta, tal vez un pájaro más lejos me esté mirando con la mesura de la distancia. Nadie me ha herido. Me senté a oír el silencio del universal que de verdad predica. Me incliné con respeto y besé la tierra. La música se movía cuándo yo era el quieto, cuándo acerqué los ojos tan bajos cómo llegaron, a ese surco de aguja azul por dónde las aguas doblan. Me deslicé por un tobogán de mano abierta hasta llegar a la orilla. Con la misma sensación de la madre que acuna a un hijo. Y me detuvo a la orilla del lago como muestra y ofrenda.. Me pidió quedarme quieta un rato para que la geografía más nueva supiera, bosquejando apenas, cómo habían sido los hijos que le habían quitado. Sin velarios, sólo la noche azul e inmensa con toda su eternidad.

Mercedes Sáenz

jueves, 29 de enero de 2009

POEMA DE MIRARTE


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POEMA DE MIRARTE



El vino busca en la boca inclinada
un beso de vidrio
color ébano.
no recuerda el verso
confunde las lunas
los pies no alcanzan la rueca.
la ira no es ya
tormenta brutal
queriendo verse cómo el hombre
que –yo- sigo viendo.
un estilete cortés marcó los
hilos en el tapiz de su cara
dibujó su tierra en dónde palidecen
sus dioses oscuros en una blancura
desmedida.
Será su último día.
No existirá mañana.
Y yo lo miro…
tiemblo, también en mi copa
-creo que quiso mirar allí sus propios latidos-


me pidió que no lo toque
hasta que la muerte lo toque primero.

Mercedes Sáenz

sábado, 24 de enero de 2009

MIS QUERIDOS TRES






MIS QUERIDOS TRES

Es rubia la sonrisa en el alma plena, los músculos se estiran y mis brazos no llegan, trepan las alturas y no veo la parte de arriba de sus cabezas. No volveré a recordar claramente cómo hoy los he visto. No sumo sus años sino los míos. Años que ya no abriré pues se los lleva Aristóteles junto con la música de todos los tiempos, o las interminables cuentas de la globalización o sus sueños saltarines de estar simultáneamente en varios lugares del mundo. Son casi hombres hoy y mi abrazo les llega a su cintura. No los he visto partir porque se han ido de a poco y vuelven por ínfimos instantes cómo en las tardes de plaza, a veces, a preguntar si a la herida nueva sería bueno que la viera un médico. No están construyendo su destino no sé si por decisión propia o porque en alguna parte quedó establecido. Mi voz no la oyen cómo antes desde el día en que a un reclamo de frío pedí que se abrigaran o un cuidate antes de salir de noche.
- Desde que te conozco má, pediste que fuéramos libres, buenos y felices. Somos eso desde dónde podemos, ya no digas. Pero es bueno saber que siempre estás.
Es luz la sonrisa en el alma plena y mi corazón un poco de papel mojado.

Mercedes Sáenz

lunes, 19 de enero de 2009

FILOS DE LATA Y JAVIER


Mis críticas: Filos de lata

Mercedes Sáenz (Ediciones Patagónicas)146 Páginas
Hace unos días, en plenas navidades, me llegó un libro remitido desde Argentina con la obra de una mujer, Mercedes Sáenz, y con una preciosa dedicatoria.Filos de lata, que así se llama este pequeño libro, condensa en sus 146 escasas y densas páginas las vivencias, en forma de relatos breves, de la autora. Lo narrado, de tintes claramente autobiográficos, nos remite a sus primeros años en Argentina y los recuerdos de una niña en la hacienda en la que vivió en su infancia.
El jardín dormía el pasto blanco de frío. Especula la luz como un viejo trapo sacando lustre apenas por arriba. Hace rato las paredes de la casa hicieron silencio para las hormigas mientras crece verde entre baldosas.
Párrafos rebosantes de sensibilidad, cual poesía escrita en prosa, contrastan con otros de una crudeza inimaginable -no potrillo pampa-, y todo ello entre las vivencias de los nueve hermanos, cinco mujeres y cuatro varones, entre párrafos iluminados por soles, abovedados por cielos, refrescados por hierbas y y amalgamados por aguas y que pululan entre colores y aromas esparcidos todos ellos a lo largo de las páginas del texto.Y hacia el final del texto nos regala unos personajes insólitos con destellos de Cortázar, un profesor Jiménez, con unos cambios de indumentaria y personalidad desconcertantes, y la psicóloga, Andrea, que tenía un amor, que se llamaba Javier, y que un día, sentada frente a nuestra protagonista, empieza a sangrar por una mano, cayendo poco a poco esa sangre espesa por la manga negra y esparciéndose por las piernas. Andrea, con la cara cada vez más transparente y los ojos cerrados, apenas es capaz de decir “Estoy muriendo por la mitad” manteniendo la cabeza erguida.
Las confesiones íntimas de una mujer con una gran sensibilidad en forma de retazos poéticos hilados en prosa.


www.lalibreriadejavier.com