sábado, 25 de abril de 2009

DORMIR EN UN PASILLO




Sin hacer ruido que igual se hace. Zancadas largas arriba de lo que sea quietos en el suelo y las estaturas que no piensan detenerse. Larga la noche de mezclas y de alquimias de alcohol barato que es el que puede salir del bolsillo.
Alguno que fumó canabis a escondidas sin que los otros se enteren.
Quedarse sin zapatos y la cara contra un pedazo de colchón en los primeros sueños.
Mostrador de denuncias dice la madre cuándo espía por la puerta a ver quiénes son los que llegaron.
Madrugando el medio día traer el agua y hacer la rueda silenciosa de mate amargo. Acercarse un poco más y extenderse hasta que se abre la rendija de las pupilas. Silencio largo después de tanto ruido.
Imaginar que el pasillo es un cuarto y no olvidar cómo era dormir en lo del mejor amigo.

Mercedes Sáenz

4 comentarios:

Sonia Cautiva dijo...

Dulzura para mostrar a un adolescente o no tanto.¡Total! la adolescencia dura tanto! Y a pesar de todo el adolescer, sería fantástico se mantuviera hasta el final de la vida.
Un relato preciso, un guión, un flash, el comienzo de un corto.
Hermoso, me encantó, es la palabra.
Un beso
Sonia

Fernando dijo...

Precioso relato-poesía que describe perfectamente esas sensaciones nocturnas que nos dominan y nos hacen padecer al recordarnos otras sensaciones de otros momentos.Me ha gustado mucho. Un beso.

Juan Carrizo dijo...

Un relato que invita a las nostalgias,vivi esos momentos por los años sesenta¡¡inolvidable!!.Me agrada "tu manera" de decir las cosas

Unknown dijo...

Pues es un relato breve del adolescente y su búsqueda. Me gusta leerte Meche, decimos así acá a las Mercedes, besos Julia