Sin hacer ruido que igual se hace. Zancadas largas arriba de lo que sea quietos en el suelo y las estaturas que no piensan detenerse. Larga la noche de mezclas y de alquimias de alcohol barato que es el que puede salir del bolsillo.
Alguno que fumó canabis a escondidas sin que los otros se enteren.
Quedarse sin zapatos y la cara contra un pedazo de colchón en los primeros sueños.
Mostrador de denuncias dice la madre cuándo espía por la puerta a ver quiénes son los que llegaron.
Madrugando el medio día traer el agua y hacer la rueda silenciosa de mate amargo. Acercarse un poco más y extenderse hasta que se abre la rendija de las pupilas. Silencio largo después de tanto ruido.
Imaginar que el pasillo es un cuarto y no olvidar cómo era dormir en lo del mejor amigo.
Mercedes Sáenz