viernes, 31 de octubre de 2008

LA PALABRA




LA PALABRA

Dame sólo una línea, la que sin querer derramó el cántaro de agua. La pisada de aquel que no sabés quién es ni a dónde va. No borres de la tierra la marca de una túnica. No guardes al niño que dibuja la arena ni la mano que pintándose primero las marcó en la gruta. Dame el instante en que el hombre afinaba los ojos para retener los rojos de la tarde. Dame el silencio del alma en la inmensidad del mar.
Dame cuándo entendido era por los llantos callados al volver de la guerra.
Dame la música del viento y de los cuerpos estirando las sombras alrededor del fuego y la alegría no tenía abecedario.
Dame la mano sin decir. Abrí los ojos hacia otros que se abrirán a los tuyos. Toma del pan que se lleva el hambre y de la manta que además de sombra tapa el frío. Mirá el infinito del mundo y la pequeñez y sabrás porque el hombre escribe. Su inútil mortalidad se hace débil por no poder atrapar el instante. Porque no se atreve al olvido y entonces todo lo convierte en palabras.


Mercedes Sáenz

2 comentarios:

Caselo dijo...

La palabra genera vida amiga, aunque también muerte. Pero tú y yo sabemos, sentimos, que es nuestro único pasaporte a la eternidad. Me llevo tu enlace a mi casita, me encanta visitarte. Un fuerte abrazo hermana de letras.

Carlos Eduardo

Unknown dijo...

Mercedes traes la solidaridad fraterna, la comprensiòn y el amor en tu prosa poètica. Gracias Mercedes, Julia
http://vienenpajaritasdepapel.blogspot.com
http://Juliesusfotosyescritos.blogspot.com